Hola a todos!
¡Os echo de menos! ¡Mucho, mucho, mucho! Puesto que muchos os habéis quejado de que os sintierais discriminados y excluidos porque mi blog era escrito en croata, he decidido empezr a escribir en español, pero esta vez escribiré de Croacia. De mi lindo país, sus absurdos y su gente increible. Todo esto para que lo conozcáis y os animéis a visitarme. De todos modos, primer post en español será de México, en forma de despedida, con toda la esperanza que sea solo un "hasta luego" y no un "adios".
México, lindo y querido; descuidado y terrible. Uno de los países más ricos
en los recursos naturales, la diversidad etnológica, la variedad de flora y
fauna, pero también en el crimen organizado, el número de las muertes
violentas, la pobreza.
Es imposible no querer
México, tanto como a veces es imposible no odiarlo. Es un país de ambigüedades,
de extremos. Todo es dramático y exagerado, nada es simple; no importa si se
trata de una relación amorosa o de una simple compra cotidiana, uno siempre
puede estar completamente seguro de que será divertido (aunque a veces se
tratará del humor negro). Por ejemplo, si vas a tomar un café en el Starbucks
que está una cuadra de tu casa, es igualmente posible que te pidan matrimonio,
lo que me pasó a mí, o que te maten, lo que le pasó a una desdicha vecina mía.
El aguacate, uno de los alimentos básicos de la cocina mexicana, en el mercado
un día estará a 20 pesos por kilo y el día siguiente a 100; todo depende cuál
es la situación de Michoacán. Este estado federal es uno de los principales
productores del aguacate, pero también el estado más afectado por la guerra
contra los narcos que empezó el gobierno hace varios años. De ella no se habla,
pero cada año produce más de 40.000 mil muertos, 10.000 mil desaparecidos y más
de 80.000 mil afectados de una u otra forma. En Michoacán, por ejemplo, los
narcos queman las casas de los campesinos para obligarles a marcharse, porque
es más fácil controlar el terreno deshabitado. La gente le da miedo ir allá.
Una vez rico estado, el gran productor de limón (así en México llaman limeta) y
susodicho aguacate, una interesante meta turística, se convirtió en el espacio
ficticio, en el escenario de las novelas policiacas y el tema preferido de
narcocorridos. Este mismo estado es el asentamiento de miles y miles de las
mariposas monarcas que se despiertan con las primeras rayas del sol y se
levantan en un baile mágico y misterioso para crear una de las imágenes más
increíbles que uno puede contemplar. Después Oaxaca, uno de los estados más
pobres y más ricos al mismo tiempo. Por un lado, el dominio tremendamente rico
en la cultura, con más de 35 diferentes pueblos indígenas, la viva producción
de artesanías, con la tierra tan fértil que basta con tirar una semilla en el
suelo para que crezca; por otro lado, uno de los estados más pobres. Los pobres
indígenas, muchos sin hablar castellano se marchan a vivir en el D.F. en la
búsqueda de mejor vida para ellos y para sus hijos. Lo único que encuentran
allí es la discriminación y los trabajos cuales los supuestos blancos, los
nuevos ricos, sin la raíz ni identidad, no quieren. En fin consiguen comprar un
coche, una casa mal hecha, un televisor… Pero no son felices, no viven mejor
que Oaxaca. Sin embargo, cuando les preguntas por qué, te dicen que viven
mejor. Les han convencido que vivan mejor en esta ciudad de hormigón y hierro
donde la semilla no crece por mucho que te empeñes.
Y esto es México, lindo y
querido, que despierta los sentimientos ambivalentes porque el mismo es así.
Tiene todas las caras, te pone la máscara que quieras y justo en el momento
cuando crees que ya lo conoces, te da otra cara. Es imposible no quererlo, es
imposible no odiarlo.